Servicio de Impuestos Internos en el complejo escenario de hoy
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Franco Brzovic
La atención del público está hoy centrada en las noticias políticas y al decir de algunos, teñidas de "mercado". ¿O no será al revés? Son parte de nuestra vida, momento, y por las razones conocidas vemos algo incrédulos las pugnas entre la Fiscalía y el Servicio de Impuestos Internos, terciando recientemente el Tribunal Constitucional con la tarea ya cumplida.
Las acusaciones de presunto ocultamiento de información, las recomendaciones del SII para que los contribuyentes se auto denuncien, la noticia de fiscalización a 200 grandes empresas, la lista de cuatrocientos y tantos contribuyentes chilenos, clientes del banco suizo HSBC, lista que es conocida hoy sólo por dicho Servicio, y otras que seguro vendrán, en conjunto crean preocupaciones y quién sabe desvelos, a los cuales debemos hacernos cargo.
Para este último caso, inversiones no declaradas en el exterior, la ley de reforma tributaria viene en su ayuda. Durante este año aquellas personas y empresas que habiendo debido pagar impuestos por esas inversiones no lo hicieron, podrán declararlas pagando un impuesto único y sustitutivo de cualquier otro impuesto, del 8%. Sin embargo, podrán hacerlo solo en la medida que cumplan determinados requisitos, entre ellos, no haber sido "Citados" por el SII en un proceso de fiscalización. De esa manera, encontrándose las personas o empresas en la situación descrita, y en conocimiento del SII la lista del banco HSBC, no queda más que anticiparse a la Citación, la que de ocurrir, impedirá acogerse a esta opción.
Las pugnas entre instituciones, acusaciones de diverso orden, generalizaciones, opiniones apresuradas y porque no decir altamente interesadas, aparecen como noticias duras, preocupantes, incómodas para unos, y para otros, no sólo necesarias, sino indispensables, aunque incomoden.
Las redes sociales, comunicadas al instante de cada hecho, la fuerza de sus opiniones, los periodistas, que muchas veces no sólo relatan las noticias sino emiten opiniones con visiones particulares, a veces personales, desde ya presentan un escenario diferente a lo que se estaba acostumbrado. La evidencia de hoy nos permite afirmar que la posibilidad de ocultamiento de hechos es muy escasa. Diferente es trasmitirlos y entenderlos. Esta nueva realidad, importante y por qué no decir necesaria, ha abierto en algunos casos caminos para el ajusticiamiento de la imagen de muchas personas sólo por el hecho de aparecer en las listas de cualquiera situación que suene "rara". No hay paciencia ni interés en un pronunciamiento de culpabilidad de los tribunales de justicia. En ocasiones, las preguntas y respuestas ambiguas entre entrevistadores y entrevistados, dan por condenada a una persona solo por el reproche moral, desfigurando, quien sabe, la verdad final. Un condenado moral y exculpado por la justicia es un condenado para siempre por la opinión pública aún cuando se le haya absuelto por una causa distinta a la prescripción.
La falta de credibilidad en las instituciones, que con toda seguridad es más en las personas que en las instituciones mismas, las condenas anticipadas, las declaraciones de personeros de todo el ámbito, varias de ellas asumiendo, consciente o no, que el ciudadano es tonto, el afloramiento de situaciones pasadas, la falta de información que explique los hechos de verdad, son una mezcla que enciende, que alienta la dureza verbal y mas allá, llena todo de dudas.
En este enredado escenario del cual participamos dentro del bosque, el SII ha sido tocado y en algunos casos, maltratado. Sin embargo, su larga trayectoria ha demostrado que actúa con seriedad y profesionalismo. Si bien es difícil medir la influencia política en sus labores técnicas, particularmente en tiempos tormentosos, la experiencia le pone la vara alta a su trabajo profesional e independiente. En el ámbito penal, los protocolos, estudios y reflexiones profundas, el convencimiento razonado a que deben llegar sus funcionarios antes de iniciar una querella, no sólo toma tiempo sino que obliga a arbitrar precauciones de todo orden, entre ellas, no dañar a los contribuyentes por un trabajo poco prolijo. No debemos olvidar que mas allá de todas las diferencias, el conocimiento, respeto y credibilidad en las instituciones que nos rigen, es la forma como demostramos la vocación de democracia y de libertad. Creo que junto a una sana crítica, ello debe primar.